Emprendí mi viaje y al subir a su altillo descubrí estas 35fotos del Altillo de ANA imágenes que relato:
Espacio que según ella cuenta, en la antigüedad, era utilizado para secar el tabaco, colgado de las vigas del techo.
Allí me encontré con grandes orificios en donde en algún momento existieron ventanas.
Cada rincón lleno de magia, de esa magia que solo la luz puede dar, ya que por sus aberturas penetraba “luz” generadora de presencia.
Parecía que recién, alguien había dejado el sillón, se habían olvidado los hilos colgando, o se había dejado por un instante, los óleos en la paleta reposar con sus pinceles, para luego continuar.
Por la persiana se dejaba entrever entre sus movimientos, los transeúntes de la calle. El tiempo parecía detenido, solamente las sombras nos contaban en figuras su transitar en los espacios, espacios cargados de existencia, de esa existencia que solo se percibe cuando nos detenemos, un instante a mirar y nuestro cuerpo como caja de resonancia nos devuelve algunos estímulos, perceptivos, movimientos Kinésicos....
Esa luz dibujaba dando ánima a los objetos, la escoba, el agua, la toalla.... el gato era el único personaje mas movedizo que aparecía en escena.... y el viento, solo el viento dejaba transcurrir algunos de los objetos más livianos, la sutileza de la brisa de la tarde....
.....de pronto como corriendo a la luz para que aún me dejara ver, a través del ojo de la cámara, su memoria virtual, dijo no, no me permitió mas entradas, ya no quedaba mas espacio, no mas pixeles se permitían dejar jugar para poder fijar aunque solo fuese virtualmente en la memoria latente esas imágenes, como si hubiesen formado un complot cámara y luz.
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